miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sólo una mujer sola, culta e inteligente como Yourcenar pudo escribir "Memorias de Adriano". La idea de escribirlo la persiguió y la preocupó durante años, una frase de Flaubert releída y subrayada por ella, la incitaría a retomarla: "Cuando los Dioses ya no existían y Cristo no había nacido aún, hubo un momento único, desde Cicerón a Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre". "Gran parte de mi vida transcurría en el intento de definir, después de retratar, a este hombre solo y al mismo tiempo vinculado con todo", dice Yourcenar. 

Más que una novela histórica, muy documentada, contiene la belleza poética y la enseñanza profunda de una mente culta, curiosa, sabia y reflexiva, la de un hombre libre y poderoso, el emperador Adriano, que llevó a cabo numerosas e importantes reformas y procuró la paz en el Imperio Romano. Representado como uno de los últimos espíritus libres de Occidente reflexiona sobre temas humanos, siempre universales. Nos habla la voz de Adriano, la voz de Yourcenar y la de la propia historia al unísono salvando la distancia del tiempo. Ese mundo pagano antes de Cristo no será tan distinto del nuestro.

Su cuaderno de notas al final del libro enriquece, explica y aclara posibles dudas, críticas e información sobre el mismo con la misma belleza, inteligencia y maestría que el libro.

                                                                                  Isabel Victorino

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