Un paseo por el callejón de Mahfuz nos enseñó que el mayor milagro de todos es la propia vida. Historias de una abrumadora sencillez y un componente trágico elemental: las vidas cotidianas, que siguen el extraño hilo de las pasiones de los seres humanos, que son las mismas en todos los rincones del mundo; en todos los callejones inolvidables, como éste.
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