lunes, 10 de marzo de 2014



Esta novela relata cómo una extraña enfermedad (ceguera blanca) empieza a afectar a la población, hasta que se extiende de manera fulminante. El primer grupo de ciegos es encerrado en un manicomio junto con una persona que sí ve, la cual se convierte en los ”ojos” del resto. Allí son sometidos a condiciones extremas durante la convivencia, y cuando salen la epidemia es general; se encuentran un mundo donde reina el caos y se suceden hechos esperpénticos, crueles y en ocasiones inhumanos. El final es, por varias razones, controvertido.
Saramago nos presenta un relato completamente simbólico, basado en unos hechos que en ocasiones resultan arduos, y diría que hasta desagradables a la hora de leer (tal es la crudeza descriptiva). Pretende darnos un “toque de atención” sobre nuestra sociedad (el libro se publicó en 1995) y sobre la “ceguera” que demostramos respecto a lo que sucede a nuestro alrededor. Somos individualistas, insolidarios. Aunque en la obra aparece siempre una esperanza, (la persona que ve, representa eso, los valores positivos del ser humano).
Hay una frase muy clarificadora en la novela: “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que ,viendo, no ven”
Dos características del estilo Saramago:
* su particular forma de escribir seguido, sin guiones para los diálogos, sólo utilizando comas para diferenciar el hablante, y mayúsculas para enfatizar lo que dice. Los  puntos para separar acción y diálogo.
*los personajes sin nombres propios, sino definidos por características propias, lo que ayuda a conservar la identidad, ya que al perder la vista todos, dejamos de ver y también de ser vistos; eso conduce a no saber quien somos.


                                                                                                                              Loli Revuelta

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